La Fundación Inspira está celebrando 10 años desde que fuese creada con la misión de crear jardines terapéuticos caracterizados por su floración permanente, accesibilidad universal y espacios de luz y sombra que generan rincones de encuentro y contención para pacientes y personal de salud.
Y qué mejor forma de celebrar que abrir los jardines a nuevas voluntarias y voluntarios. Tras un receso forzado por la pandemia, Fundación Inspira retomó junto con la primavera las labores de mantención de áreas verdes hospitalarias invitando a personas que con su trabajo quieran acercar el poder terapéutico de la naturaleza a pacientes y sus familias.
“Como fundación nos enorgullece cumplir este año una década rescatando esos rincones olvidados, para transformarlos en espacios de bienestar físico, de contención emocional y espiritual para las miles de personas que mensualmente utilizan los hospitales”, destaca Doris
Erlwein, cofundadora y directora ejecutiva de Inspira.
Podar ramas, mover macetas, retirar colillas de esperas ansiosas, airear la tierra, sacar maleza, plantar flores, regar árboles… una vez al mes los voluntarios de Fundación Inspira se reúnen para mantener la vida y los colores de espacios que sus propios usuarios han bautizado como “jardines sanadores”. Y es que estos espacios de naturaleza se ubican donde más alivio pueden entregar: al interior de hospitales públicos de la Región Metropolitana.
Mercedes Carvajal, una voluntaria de 80 años que lleva su piso para podar sentada, irradia la energía que le genera el “jardinear en equipo y con un sentido de solidaridad”. Su motivación, dice, es “trabajar para que dentro de los hospitales existan lugares de contacto con la naturaleza, amables para el espíritu y que proporcionen sombra en verano, tanto a funcionarios como a pacientes”.
Para Gloria Mardones, voluntaria desde hace ocho años el participar de la Fundación Inspira es un constante crecimiento “es entregar una cuota doble de amor, hacia los usuarios del sistema público de salud, pero también hacia la siempre generosa naturaleza. Cuidar con amor estos pequeños espacios de naturaleza es colaborar en la entrega de dignidad que todos merecemos”.
“Estos jardines son capaces de hacerte olvidar por momentos que te encuentras en un hospital. Imagina lo que puede hacer en el subconsciente de un enfermo”, dice Alfredo Guarín Pérez, voluntario que tras llegar desde Venezuela encontró en la Fundación Inspira la oportunidad de conjugar su sensibilidad por la jardinería con la satisfacción de confortar a quienes están hospitalizados. Mientras más jardines sanadores y espacios verdes creemos, ganaremos terreno a la desesperanza y la tristeza”.
La próxima actividad de mantención se realizará el sábado 15 de octubre en el Jardín de Urgencia del Hospital del Salvador y ya hay otras cinco mantenciones programadas.
“Después de esta larga pausa y con más de 20 hospitales pidiéndonos intervención, creemos que la mejor manera de celebrar estos diez años de vida es abriendo los jardines sanadores a más voluntarios y voluntarias que se apasionen por la naturaleza y por entregar su tiempo y energía a una causa tan hermosa como es llevar bienestar a quienes tanto lo necesitan”, dice Doris Erlwein.
¿Cómo sumarse al voluntariado? Quienes quieran colaborar como voluntarios en la mantención de jardines sanadores de la Fundación Inspira pueden inscribirse en bit.ly/voluntariosInspira. Para sumarse hay que llevar ropa cómoda, delantal, sombrero y protector solar. Si tienen guantes y herramientas las pueden llevar. De lo contrario, la fundación proporciona estos implementos.
Quienes quieran colaborar como voluntarios en la mantención de jardines sanadores de la Fundación Inspira pueden inscribirse AQUÍ















“Horatio’s” que trabajaba ahí como voluntario. El tenía interés en hacer un jardín, quería crear un espacio para darle a los pacientes acceso a la naturaleza y ayudarlos en su recuperación, estamos hablando de gente parapléjica, con daños en la columna, muchos imposibilitados de moverse. Pero su objetivo no era recuperar una columna rota, sino apoyarlos en recuperar el ánimo y sanar la mente en el fondo. Horatio’s murió trágicamente en un viaje a Alaska, donde su campamento fue atacado por un oso. El nunca pudo realizar su sueño, pero la familia, padres, amigos se organizaron y lo hicieron por él. Es maravilloso desde algún sentido, como algo trágico puede llegar a algo tan lindo. Muchas veces las ideas que tenemos no llegan a nada, pero como en este caso pueden llegar a ser cosas increíbles. Entonces…hay que soñar, y escuchar y todo eso…
Me pasó que al firmar el libro de visitas un voluntario que comentó que recién había pasado una chilena y efectivamente en el libro estaba su nombre, Cristina Schutz, ella había puesto un comentario como “ojala existiera esto en Chile”, entonces cuando volví a Chile decidí buscarla y contarle de Fundación Inspira e invitándola a ser parte. Esta coincidencia nos permitió conocer a una persona increíble, experta en plantas, que a su vez pudo conocer a Inspira… es interesante como suceden las cosas de la nada.











Agregó que “la experiencia de Viviana Frola en empresas del mundo privado, permitirá desplegar habilidades que necesitamos en este período de máxima exigencia y reflexión, tanto a nivel país como planetario. Queda demasiado aún por hacer. Hoy, como nunca, cobran sentido los Jardines Sanadores al interior de los Hospitales, los que han demostrado en plena pandemia ser un espacio de vital contención para funcionarios. Enfrentamos confiados, junto a una comunidad colaborativa, que podemos ´contagiarnos´ de energía para humanizar la salud en Chile».



